Harmonía Aplicada: Progresiones de Acordes Más Comunes

Harmonía Aplicada: Progresiones de Acordes Más Comunes
Photo by Gabriel Gurrola / Unsplash

La armonía es la base que sostiene nuestras canciones favoritas. Comprender las progresiones de acordes y cómo se relacionan entre sí nos permite analizar, componer e incluso improvisar sobre ellas con mayor facilidad. En este artículo, exploraremos algunas de las progresiones más comunes en la música popular y clásica, y veremos por qué funcionan tan bien.

1. Conceptos básicos de armonía funcional

En la teoría musical tradicional (sobre todo la occidental), utilizamos grados (expresados en números romanos) para identificar la función de cada acorde dentro de una tonalidad. Por ejemplo, en la tonalidad de Do mayor (C), los acordes diatónicos (los que se forman exclusivamente con las notas de la escala) son:

1. I – C (Do mayor)
2. ii – Dm (Re menor)
3. iii – Em (Mi menor)
4. IV – F (Fa mayor)
5. V – G (Sol mayor)
6. vi – Am (La menor)
7. vii° – Bdim (Si disminuido)

Dependiendo de la combinación que hagamos con estos grados, obtendremos diferentes sensaciones y “colores” armónicos. Veamos algunos ejemplos clásicos de progresiones.

2. Progresión I – IV – V

Posiblemente, la progresión más fundamental en la música occidental. A menudo, se la llama la “columna vertebral” de muchos géneros, incluyendo el blues, el rock y el pop. En Do mayor, esta progresión sería:

C (I)
F (IV)
G (V)


¿Por qué funciona?

• El V (acorde dominante) genera tensión que “pide” resolver en el I (tónica).
• El IV (subdominante) añade variedad armónica y prepara la cadencia que desemboca en V → I.

Ejemplo: El blues de 12 compases suele basarse en I–IV–I–V–I (con pequeñas variaciones).

3. Progresión ii – V – I

Muy típica en el jazz y en la música académica del periodo clásico, esta progresión se ve constantemente en innumerables estándares (standards). En Do mayor:

ii = Dm
V = G
I = C

¿Por qué funciona?

• El acorde ii (subdominante menor) se relaciona fuertemente con el V por compartir notas guía que resuelven en la tónica.

• Al dirigirse de V a I, se cierra la progresión armónicamente con una cadencia perfecta.

Ejemplo: “Autumn Leaves” (jazz standard) está repleta de secuencias ii–V–I.


4. Progresión I – vi – IV – V

También conocida como la “50’s progression” (progresión de los años 50), por haberse popularizado en incontables baladas y canciones de aquella época. En Do mayor:

I = C
vi = Am
IV = F
V = G

¿Por qué funciona?

• El paso de I a vi aporta un matiz ligeramente melancólico (porque vi es menor), pero conserva la cercanía armónica.
• IV y V terminan de “armar” la cadencia que vuelve a I de forma muy natural.

Ejemplo: “Stand by Me”, “Heart and Soul” o “Blue Moon” son solo algunos de los muchos temas que usan esta progresión.

5. Progresión I – V – vi – IV

Si la progresión anterior era famosa en los años 50, esta I–V–vi–IV se volvió viral en los años 2000 y es base de multitud de éxitos pop/rock. En Do mayor:

I = C
V = G
vi = Am
IV = F

¿Por qué funciona?

• El movimiento de I a V crea una sensación de afirmación, seguido de la transición a vi que aporta un toque emocional.
• Finalmente, IV “abre” la puerta para regresar a I, cerrando el círculo con fluidez.

Ejemplo: “With or Without You” (U2) y “Don’t Stop Believin’” (Journey) siguen esta estructura (aunque con variaciones de compás y arpegios).

6. Progresión vi – IV – I – V (o su versión en modo menor)

Este patrón, a menudo mencionado en YouTube como la “Pop-Punk Progression” o “vi–IV–I–V”, es un pilar de muchas canciones pop-punk y power ballads. En Do mayor:

vi = Am
IV = F
I = C
V = G


¿Por qué funciona?

• Arranca directamente con el acorde menor vi, lo que da un “toque” más pop/rock melancólico.
• Luego, IV → I → V suena muy natural y cierra de modo convincente.

Ejemplo: Innumerables canciones de bandas de pop-punk como Green Day, blink-182, etc. utilizan esta progresión, cambiando ritmos y arreglos.

7. Consejos prácticos para aplicar estas progresiones

1. Transpón a otras tonalidades:

• Practica estas progresiones en diferentes tonos para dominar su sonido y aplicarlas más allá de Do mayor.

• Verás cómo se mantienen las mismas relaciones funcionales, solo cambian los nombres de los acordes.

2. Experimenta con inversiones:

• Colocar bajo en otra nota del acorde (1ª inversión, 2ª inversión) puede dar colores nuevos.

• Ej.: I (C/E), IV (F/A), V (G/B), etc.

3. Añade tensiones y extensiones:

• Extiende los acordes a 7ª, 9ª o 11ª para obtener sonoridades jazzísticas o pop más modernas.

• Ej.: Cmaj7, G7, Dm7 en vez de acordes triada simples.

4. Varía el ritmo y la duración:

• Mantén la misma progresión de fondo, pero cambia la velocidad de cada acorde (dos compases en I, uno en IV, etc.).

• Juega con silencios, síncopas y arpegios para que suene fresco.

5. Combina progresiones:

• En una misma canción, puedes fusionar secciones con distintas progresiones. Por ejemplo, la estrofa con I–vi–IV–V y el estribillo con ii–V–I, para generar contraste.

8. Ejercicios para afianzar tu dominio armónico

Ejercicio 1: Reconocimiento auditivo

• Escucha canciones conocidas e identifica si usan I–IV–V, I–V–vi–IV u otra progresión común.

• Intenta tocar esos acordes en tu instrumento mientras suena la canción y comprueba si encaja.

Ejercicio 2: Mini-composiciones

• Selecciona una progresión (por ejemplo, I–vi–IV–V) y compón una sección de 8 compases (intro, verso, coro).

• Variar el ritmo o la melodía sobre la misma progresión hará que tu pieza suene distinta.

Ejercicio 3: Improvisación melódica

• Toca la progresión en bucle (o con una pista de acompañamiento) e improvisa melodías con la escala diatónica (Do mayor, por ejemplo).

• Escucha cómo las notas clave (sobre todo la 3ª y la 7ª de cada acorde) dan un color especial a tu solo.


9. Más allá de estas progresiones

Si bien estas progresiones son muy comunes, no lo son todo en la armonía. Con el tiempo, descubrirás:

Intercambio modal: Tomar acordes “prestados” de otras escalas o modos (como la tonalidad menor paralela) para aportar sabor inesperado.

Progresiones modales: Usar acordes que surgen de un mismo modo (Dórico, Lidio, etc.) sin la típica atracción V → I.

Acordes extendidos y alterados: Especialmente en jazz, donde abundan acordes como 7(#5), 9(b13), etc.


La teoría armónica es un campo infinito para la creatividad. Sin embargo, entender los fundamentos —como los que hemos revisado aquí— te permite analizar y componer música con un sostén sólido.

Conclusión

Las progresiones de acordes más comunes no han perdido vigencia a lo largo de los años precisamente por su fuerza funcional y su sensación de coherencia. Si estás empezando a componer o profundizando tu aprendizaje musical, dominar I–IV–V, ii–V–I, I–vi–IV–V y sus variantes es casi imprescindible.

Suscríbete al boletín de EnEscala y mantente actualizado.

No te pierdas nada. Recibe todas las publicaciones más recientes directamente en tu bandeja de entrada. ¡Es gratis!
¡Genial! Revisa tu bandeja de entrada y haz clic en el enlace para confirmar tu suscripción.
¡Error! ¡Por favor, introduce una dirección de correo válida!